

Hace unos dÃas os traÃamos la portada del nuevo libro de Lauren Kate, Unforgiven, Una historia de la saga Oscuros contada desde el punto de vista de Cam y hoy os traemos un adelanto del prólogo.

Mark salió. Las lÃneas elegantes de su traje parecÃan barrerlo
hacia arriba, haciendo que Mark pareciera más alto, más brillante. Por primera
vez desde que volvió cada pizca del niño feroz hada en él parecÃa haberse
esfumado como telarañas. ParecÃa humano. Como alguien que siempre ha sido
humano.
"¿Por qué te muerdes las uñas?" dijo él.
Julian, que no era consciente que se habÃa estado mordiendo
el lado del pulgar- el satisfactorio dolor de la piel entre los dientes, el
metal de la sangre en su boca - bajó la mano a su regazo. "Es un
hábito."
"La gente hace eso cuando están estresados," dijo
Mark. "Incluso yo sé eso." Sus dedos arañaros inútilmente la corbata.
Frunció ante el gesto.
Julian se levantó y fue hacia su hermano, cogiendo los
bucles de la corbata con las manos. No podÃa recordar quién le habÃa enseñado
cómo hacer un nudo. Malcolm, pensó. Casi seguro que habÃa sido Malcolm.
"¿Por qué tienes que estar estresado hermanito?"
dijo Mark. "No fuiste cogido por Sebastian Morgenstern. Has pasado tu vida
aquÃ. No es que la vida de un Cazador de Sombras no sea estresante, ¿pero por
qué eres tú el de las manos ensangrentadas?"
Las manos de Julian se detuvieron por un momento. "No
sabes nada sobre mi, Mark. Al igual que estoy dispuesto a apostar que yo no sé
nada sobre ti."
Entonces Simon reunió coraje, se giró y caminó hacia
Isabelle.
Isabelle era la última persona a quién tenÃa que decirle
adiós: la despedida más dura serÃa la de ella. No era como Clary, públicamente
llorona, o como ninguno de los demás, sintiendo verle partir pero básicamente
bien. ParecÃa más indiferente que cualquier otra persona, tan indiferente que
Simon sabÃa que no era real.
"Voy a volver," dijo Simon.
"La preciosa Cordelia"
Cordelia miró por encima de su hombro. "Es - quiero
decir, me gustarÃa hablar a solar contigo, también, ¿pero estamos siendo
terriblemente groseras pidiendo a tu hermano que camine por detrás de
nosotros?"
"Ni un poco," le aseguró Lucie. "MÃrale. Está
bastante distraÃdo, leyendo."
Y lo estaba. James sostenÃa un libro y estaba leyendo
tranquilamente mientras caminaba. Aunque parecÃa que estaba totalmente atrapado
hojeando lo que fuera que estuviera leyendo, siempre bordeaba los transeúntes
que venÃan de frente, una piedra ocasional o una rama caÃda, y una vez incluso
a un niño pequeño sosteniendo un aro, con una gracia admirable. Cordelia
sospechaba que si hubiera intentado tal acrobacia, se habrÃa estrellado contra
un árbol.
"Eres muy afortunada," dijo Cordelia, nostálgica,
todavÃa mirando sobre su hombro a James.
"Bondadosa de mi, ¿por qué?" Lucie la miró con los
ojos muy abiertos. Mientras que los ojos de James eran color ámbar, los de
Lucie eran de un azul pálido, un poco más claros que los de su padre. Los
famosos ojos azul oscuro de los Herondale habÃan ido a los hijos de la hermana
de Will.
La cabeza de Cordelia se giró hacia atrás. "Oh, porque
-" ¿Porque pasas tiempo con James cada dÃa? Dudaba que Lucie pensara que
eso era un regalo especial; uno no lo hacÃa, cuando uno era de la familia.
"Es muy buen hermano mayor. Si le preguntara a Alistair caminar diez pasos
por detrás de mi en un parque se habrÃa asegurado de caminar a mi lado todo el
tiempo solo para molestarme."
"Pfft!" exhaló Lucie. "Por supuesto adoro a
Jamie pero ha sido espantoso últimamente, desde que se ha enamorado."
PodrÃa haber lanzado un artificio incendiario en la cabeza
de Cordelia. Todo parecÃa venirse abajo a su alrededor. "¿Ã‰l qué?"
"Enamorarse," repitió Lucie, con la mirada de
alguien disfrutando compartiendo un poco de cotilleo. "Oh, pero no lo
dirá, por supuesto, porque es Jamie y nunca nos dice nada. Pero Padre le
diagnosticó y dice que está definitivamente enamorado."
"Lo haces sonar como consumido." La cabeza de
Cordelia daba vueltas con consternación. ¿James enamorado? ¿Con quién? La
mirada que le echó al bajar del carruaje, ¿a lo mejor se la habÃa imaginado?
"Bueno, es algo, ¿no? Se pone pálido y de mal humor y
mira por la ventana como Keats."
"¿Acaso Keats miraba por la ventana? No recuerdo haber
oÃdo eso."
Lucie siguió adelante, sin inmutarse de si el poeta
romántico más famoso de Inglaterra miraba o no por la ventana. "No dirá
nada a nadie a excepción de Matthew, y Matthew es una tumba en lo que concierne
a James. He escuchado un poco de una conversación suya una vez -"
"¿Accidente?" Cordelia levantó una ceja.
"Puede que me hubiera estado escondiendo detrás de una
mesa," dijo Lucie, con dignidad. "Pero fue solo porque habÃa perdido
un pendiente y lo estaba buscando."
Cordelia reprimió una sonrisa. "Sigue."
"Definitivamente está enamorado, y Matthew
definitivamente piensa que está siendo necio. No le gusta ella."
Simon apenas podÃa creerse ninguno de sus nuevos recuerdos,
pero la idea que Isabelle Lightwood hubiera sido su novia parecÃa más increÃble
que el hecho que los vampiros fueran reales y que Simon hubiera sido uno de
ellos.


"No lo sé", dijo Mark, mirando sus largos dedos
pálidos enredados en el pelo rizado del chiquillo. "Simplemente - Julian
se fue, y Tavvy se durmió en mi regazo."
Sonó asombrado, dubitativo.
"Por supuesto que lo hizo," dijo Cristina.
"Es tu hermano. ConfÃa en ti."
"Nadie confÃa en un Cazador", dijo Mark.

"Soy una chica grande, Maddox. Puedo asumir la
responsabilidad tan bien como tú."
"No te di la promoción por lo de esa noche."
"Ciertamente espero que no."
"Tu reporte fue excepcional, y tú tienes un par de
bolas más grandes que la mayorÃa de los hombres en nuestra unidad. Nadie me
enfrenta del modo en que tú lo hiciste. Necesito un agente asà como
supervisor."
"Entendido." Mi mirada involuntariamente cayó a
sus labios. Estaba perdida por un momento; en los recuerdos, y en cómo de
increÃble se sintió cuando él me sostenÃa. "Podemos ser amigos si te
gusta. No veo una razón de por qué no serlo."
"Pienso, dada nuestra historia, que serÃa una idea
particularmente mala."
"Cordelia Carstairs", dijo Will, después de
saludar a su madre. "Te has vuelto muy guapa."
Cordelia sonrió. Si Will pensó que ella era guapa, a lo
mejor su hijo también lo pensara. Por supuesto Will era totalmente parcial
sobre todo lo relacionado con los Carstairs. Incluso pensaba que Alastair era
perfecto (y, posiblemente, también guapo.)

"¿Lo tengo?" preguntó Mark. "¿Es esta mi
casa?" Miró hacia Emma. "Puedo decirte esto porque no eres una
Blackthorn. No tienes sangre Blackthorn corriendo por tus venas. He estado en
la tierra de las Hadas durante años y es un lugar dónde la sangre mortal se
convierte en fuego. Es un lugar de belleza y terror más allá de lo que se puede
imaginar aquÃ. He cabalgado con los Cazadores Salvajes. He hecho un camino
claro de libertad entre las estrellas y he corrido más rápido que el viento. Y
ahora se me pide que camine por la tierra otra vez."
"Perteneces donde te quieren," dijo Emma. Era algo
que le habÃa dicho su padre, algo que ella siempre creyó. Ella pertenecÃa ahÃ
porque Jules la amaba y los niños la amaban. "¿Eras amado en la tierra de
las Hadas?"
Una sombra parecÃa bajar sobre los ojos de Mark, como
cortinas cerrándose en una habitación oscura.
"Tienes mucha responsabilidad ahora," dijo Jace a
Julian. "Tienes que asegurarte que Emma acabe con un chico que se la
merezca."
Julian se puso raramente pálido. A lo mejor sentÃa los
efectos de la ceremonia, Emma pensó. HabÃa sido una magia muy fuerte; todavÃa
la sentÃa chisporroteando por su sangre como burbujas de champagne. Pero Julian
parecÃa como si le hubieran abofeteado.
"¿Qué pasa conmigo?" dijo Emma, rápidamente.
"No tengo que asegurarme que Jules acabe con alguien que le merezca?"
"Absolutamente. Lo hice para Alec, Alec lo hizo por mi
- bueno, en realidad, odiaba a Clary al principio. pero recapacitó.
"Apuesto a que no te gustaba mucho Magnus,
tampoco," dijo Julian, todavÃa con la misma mirada extraña y rÃgida en su
cara.
"A lo mejor no," dijo Jace, "pero nunca lo
habrÃa dicho."
"¿Por que habrÃa herido los sentimientos de
Alec?", preguntó Emma.
"No," dijo Jace, "porque Magnus me habrÃa
convertido en un perchero.
"¿Amaste?" dijo en una voz frÃa. "¿Ya no lo
haces? Recuerda, mestizo, sé que puedes mentir."
Mark movió su mirada hacia arriba. Vio tormenta en esos
ojos, pero detrás de ellos vio a dos niños tan pequeños como las estrellas en
la distancia del cielo, juntos bajo una manta.
"Sé que las cosas no han estado precisamente bien entre
nosotros desde que regresé de Inglaterra", dijo. "Y no sé si es
porque estoy un poco celoso de Cristina, o muy celoso de -"
"JULIAN", dijo Emma.